Quién me iba a decir a mi que tendría tal cacao mental que ni sé distinguir la vida real de la imaginaria. Sí, mis sueños ya empiezan a darme miedo, tener miedo a unas simples visiones, menos de un segundo, en las que aparecen personas de mi alrededor, y al día siguiente no pueda diferenciar si fue verdad o mentira. Quizás sea en la situación que estoy. Me da igual, haré caso a cierta persona y seguiré esperando, porque espero que la espera sea buena. Y por cierto, si mis estúpidos sueños pueden predecir ciertos momentos del futuro, que tiemble Roma, porque solo queda un mes, para, y espero que acierte, para que toda esta recopilación de sueños que he tenido se me cumplan de una vez por todas.
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